viernes, julio 28, 2006

Olvidando bajo la lluvia

No hubo aviso previo. El sonido de las pequeñas piedras cayendo en el patio llamó mi atención. Miré hacia afuera y las vi rebotar hasta detenerse. Una tras otra iban aterrizando y cubriendo el suelo. La gente comenzó a agruparse junto a la puerta de salida para ver el fenómeno. Primero sorprendiéndose con el hecho de que cayera granizo, ya que no es algo muy común. Ver caer hielo del cielo es algo bastante increíble, por más que la física y los meteorólogos (los ubico casi en el mismo plano de credibilidad que los astrólogos y los tarotistas) se ocupen de explicarlo. Cuando empezaron a caer las piedras de hielo se desató el caos. Los gritos desde el otro lado de la productora, ubicada en Palermo, hicieron que todos los que estábamos mirando hacia el patio fuéramos a la recepción. El agua allí entraba a chorros cayendo sobre la mesada de la recepcionista, la computadora, las luces, el monitor del portero eléctrico y el sillón de dos plazas. El hielo había traspasado el techo acrílico. Inmediatamente cortaron la luz por temor a que explotara algo. Todo ésto sucedía mientras uno de los directores que trabaja en la productora anunciaba, literalmente, a los gritos que se acercaba el fin del mundo, clamándole a Jesús, a Dios y a todos los apóstoles (para hacer la situación más bizarra aún, cuando empezó el granizo y la productora se desmoronaba, en la televisión había una película donde alguien gritaba al cielo bajo una lluvia torrencial. No les miento). Ahí fue que muchos, me incluyo, comenzaron a preocuparse por sus autos y el daño que las piedras podrían producirles. Dudé en salir a ver que pasaba con mi auto, pero el temor por recibir un impacto de una de esas bolas heladas hizo que desistiera.
El granizo se detuvo y se largó una lluvia furiosa. Vi que uno de los chicos regresó de chequear su auto y en ese momento decidí salir. Tomé uno de los almohadones del sillón de la recepción, me lo puse sobre la cabeza y salí corriendo bajo el diluvio. Tres metros alcanzaron para que estuviese completa y absolutamente bañado de pies a cabeza. El pantalón gris me cambió de color en cuestión de segundos a casi negro y mis medias y zapatillas estaban bajo agua a cada paso que daba. Corrí hasta la esquina y llegué hasta la calle, que a esta altura ya era río. Logré cruzar al mismo tiempo que advertí que mi auto no estaba donde yo pensé que lo había dejado y me di cuenta que no sabía donde estaba yendo. Traté de buscar resguardo para recordar donde había estacionado y me puse bajo el toldo de un restorán, pero no sirvió. Había mucha gente sentada dentro mirando la tormenta, y yo ahí parado con el almohadón en la mano completamente duchado. Salí disparado por la calle perpendicular pensando que el auto estaba ahí, pero me había equivocado nuevamente. La desesperación no me dejaba pensar. Me quedé parado bajo la lluvia tratando de calmar mi cerebro, y fue ahí que alguien me gritó “Vení pibe!”. Levanté la vista y entre la cortina de agua vi a un hombre con sus dos pequeñas hijas en la puerta de un garage. Corrí adentro del garage sin pensarlo dos veces. “No lo puedo creer” dije. Las niñas me miraban azoradas. El padre me preguntó que hacía corriendo por la calle, y le dije que salí a ver si se había roto el parabrisas del auto. “Mirá éste” dijo. Me asomé, vi la luneta trasera del Ford Escort estallada en mil pedazos y pensé lo peor. “Cuál tenés vos?” me dijo. “Un Clio” le respondí. Ahí fue cuando la imagen de haber visualizado mi auto justo antes de entrar al garage me vino a la cabeza. Estaba en la esquina opuesta, en diagonal, en la misma cuadra donde estaba la productora. Le di las gracias al gentil hombre y me lancé a toda velocidad hacia el auto. Atravesé nuevamente la calle inundada y finalmente llegué a destino. Rápidamente le eché una ojeada, vi que no estaban rotos los vidrios y emprendí la vuelta a la productora. Entré y tiré el almohadón sobre el sillón y visiblemente agitado caminé hacia el fondo. Todos me miraron, vieron como chorreaba agua mi pantalón y mi buzo dejando una estela en el piso. Jamás me ofrecieron nada. Alguien preguntó si el auto estaba bien, y le contesté que sí.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Un gran ventanal ubicado frente a mi escritorio laboral funciona como un 3º ojo hacia el Río de la Plata. Desde allí pude apreciar como el cielo fue testigo de la reunión de nubes, y también, como esas nubes diagramaron un violento plan negro, el cuál dejaría huellas imborrables en las pertenecias de las personas.
Apagué la luz junto a mis compañeros y comenzamos a disfrutar de esa lluvia siniestra que destrozaba todo los que se le cruzaba en el camino; también imaginé angelitos tirando piedras y apuntando descarademente hacia los autos. Me reí, me reí mucho... me reí con maldad, no lo puedo evitar en esos momentos.

Las piedras dejaron de caer y dieron lugar al frío. Por lo tanto, el llamado de una madre preocupada por su hijo es obvio y clásico. Le dije que estaba bien, que no me pasó nada y ella me dijo que no me llamaba para ver como estaba... sino para contarme que las ventanas de la cocina de de la casa de mi hemana habían sido asesinadas violentamente por "rolitos voaldores".
No me reí más. No voy a reir tampoco en el próximo diluvio. Un angelito se vengó de mi, y se la agarró con mi hermana.
Están cerca. Me tengo que cuidar...

28/7/06 9:38 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que pena que no se desmorono el techo de la productora mientras fuiste a chequear el auto, asi todos podian estar mojados con vos. Hubiese sido un final feliz.

28/7/06 10:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

yo ahora tengo un paraguas que se transforma en colador, pero hice fideos y no me animé a usarlo. Quizás lo pueda vender en sprayette como el nuevo descubrimiento del siglo, con la oferta de un paquete de arroz si llamas en este mismo instante...

28/7/06 1:45 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy loco...

29/7/06 2:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

2 cosas....1) por la lucila no fue tan grave como por el centro...
2) me di cuenta de lo grave q fue ...cuando recibi llamadas " hola...donde estas??te paso algo, estas bien? Nose si estuvo un poco exagerado..pero bueno por suerte en ese momento estaba resguardada en casa...lo q nose si es peor...ya q se inundo una partecita y estaba sola y tuve q lidiar con eso....en fin.

31/7/06 12:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

hay dos cosas que nadie dice:

1. las razones meteorolicas para que hayan aparecido semejantes rocas de hielo cayendo desde el cielo (que pasa con meteofa?, quiero un informe detallado, en caso contrario temo algo peor para el futuro).
2. nadie escucho el silbido previo a la lluvia de piedras? pense que nos bombardeaban, o que estaba por suceder algo tremendo (no digo que lo sucedido no haya sido tremendo, pero no dejo de escuchar ese ruido).

concluyo, como dijo un taxista: "el clima esta cambiando"

2/8/06 2:22 p. m.  

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