viernes, marzo 23, 2007

Apática (e) inmóvil

El tiempo que pasó esperando no hizo más que absorber todo el resto de vida que le rodeaba. Toda su energía puesta en esa única mirada penetrante que concientemente trataba de modificar un estado de sosiego reinante. Apaciguaba los interminables momentos de ansiedad con efímeras distracciones que jamás lograban ocupar completamente su ser, haciendo que perdurase sin cesar la vigilia que lo aquejaba. Había períodos en los que dudaba de sí mismo y de su capacidad para descifrar y comprender las esporádicas y débiles señales que provenían desde ese otro lugar. O era acaso que no querría enfrentarse nuevamente con la reclusión de lo profundo? Sea cual fuere la razón, sabía perfectamente que ninguna explicación era válida para aquietar el suplicio frente a una realidad que ya se hacía presente.

Siempre supo que toda acción tenía su particular reacción. Pero ahora pudo notar que la tediosa espera se esfumaba cuando tomaba acción contra el mundo sin detenerse para aguardar una reacción. Y no era por el mero hecho de que no le importase. Estando él en movimiento constante por el espacio emanando acciones, esas otras fuerzas provenientes de lo circundante, las reacciones, no se perdían en la estela que su presente desprendía, sino que siempre lo alcanzaban, conmoviéndose en su misma dirección, haciéndose presente en su espectro en algún instante posterior.

martes, marzo 20, 2007

Por la vuelta

He estado ausente.

Podría poner como excusa el tema laboral y el poco tiempo libre que tuve estos últimos meses, lo cual no deja de ser cierto, pero la realidad es que junto con eso las ganas de sentarme a escribir mermaron e hicieron que me ausente por un tiempo.

Y ahora he vuelto. Y trataré de pasar por aquí más seguido.

Aquí dejo un par de postales relacionadas con mi ausencia en el cyberespacio (digo, si es que aún queda alguien por allí que sigue visitando estas tierras).



lunes, diciembre 11, 2006

Globos cordobeses vi

Volviendo hacia mi trabajo desde la agencia de casting del relato anterior a éste, me tomé un taxi (tardé 25 minutos en conseguir uno en la calle frente al Teatro San Martín. Tuve que caminar 7 cuadras alejándome de Corrientes para encontrar uno libre, que estaba en esa condición simplemente porque el pasajero anterior se bajó delante mío).
Ya en el taxi, sumergido en el tránsito vespertino de la avenida Córdoba, miraba por la ventana. De repente apareció junto al auto otro taxi. Era una pequeña camioneta, con asiento trasero y baúl, y estaba íntegramente repleto de brillantes globos inflados. No entraba ni un solo globo más. El taxista iba sólo, con los cincuenta globos que hacían de pasajero, y una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro. Miraba hacia delante, manejando, y parecía estar inmerso en un trance. Lo observé durante varias cuadras, y él nunca se percató. No le molestaba el tráfico, no lo incomodaba el agobiante calor, no lo irritaban las decenas de bocinas de alterados conductores. Él iba feliz con sus globos.
Hay dos clases de pasajeros: aquellos que hablan con el conductor durante el transcurso del viaje y aquellos que no. Yo pertenezco al segundo grupo, y me digno a contestar monosilábicamente si es que aparece una conversación.
Esta vez inicié yo la charla. Detenidos ambos autos en un semáforo, le dije al taxista que me estaba llevando “que loco eso”. Me contestó relatándome un día en que le quisieron usar el taxi de flete para llevar un televisor, una mesita y un par de sillas y él se negó. Yo le dije “a él debe ser la mejor mensajería que le tocó en su vida” mientras me contenía de cambiarme de taxi y acompañarlo a entregar los globos.

sábado, diciembre 09, 2006

Sobre supuestos significados secretos

Hacía rato que no escribía nada, y esta semana me crucé con algo que ojalá me sirva para recupar un poco la constancia.
El jueves pasado tuve que ir ver a unos actores a una agencia de casting. Mientras esperaba que llegaran todos, en una de las paredes de la oficina vi pegado un papel que tenía escrito algo que me causó mucha gracia. El título decía "Diccionario de Diego Capusotto". No sé si lo escribió él, pero creo que no viene al caso. Sin más, paso a compartir con ustedes las definiciones:

POLINESIA: mujer policia que no entiende de razones
CAMARON: aparato enorme que saca fotos
DECIMAL: pronuncialo equivocadamente
BECERRO: observa una loma o colina
BERMUDAS: observa a las que no hablan
TELEPATIA: aparato de TV para la hermana de mi mamá
TELON: TV de 50 pulgadas o más
ANOMALO: hemorroides
BENCENO: lo que los bebés miran con los ojos cuando toman leche
CHINCHILLA: auchenchia de un lugar para chentarche
DIADEMAS: veintinueve de febrero
DILEMAS: hablale más
DIOGENES: la embarazó
ELECCION: lo que expelimenta un oliental al vel una película polno
ENDOSCOPIO: me preparo para todos los exámenes excepto para dos
MANIFIESTA: juerga de cacahuates
MEOLLO: me escucho
ONDEANDO: sinónimo de ondetoy
TALENTO: no tan rápido
NITRATO: frustración superada
PLATON: plato grande
REPARTO: mellizos
REPUBLICA: mujerzuela sumamente conocida
SILLON: respuesta afirmativa de Yoko Ono a Lennon
SORPRENDIDA: monja corrupta
ZARAGOZA: bien por Sara

miércoles, noviembre 22, 2006

Tenés un minuto?


Como algunos de ustedes sabrán, filmé un corto de un minuto con amigos y lo presentamos en un festival de videominutos.
Entre otros, hay un premio que es otorgado por el voto del público, y es por eso que les voy a pedir una mano para que voten el corto y ver si por lo menos obtenemos ese galardón. Paso a dar las instrucciones:

http://www.64filmfestival.com.ar

Entran al sitio del festival y en la lista de cortos finalistas apretan el link del corto llamado "Diecisiete" (es el número 11). Allí verán que hay una opción para votar (ustedes, con la mejor de las ondas y predisposición para ayudar al prójimo, votan con el mayor de lo puntajes, no?).
Lamentablemente la organización del festival subió el corto a la pagina en muy mala calidad y por eso se ve como se ve y se escucha como se escucha. Si alguien quiere ver el corto correctamente deje un comentario con la frase "Yo quiero ver el corto correctamente" junto a su dirección de correo electrónico, y el corto les será enviado a la brevedad en quicktime.
Tambíen hay un foro donde se puede opinar sobre los cortos.
Entre los que voten haré un sorteo donde el ganador se llevará la mitad de un CD de la banda punk argentina '2 minutos'.

Desde ya, muchísimas gracias.

PD: se agradece su difusión.

domingo, noviembre 12, 2006

O mais grande du mundo


Sin photoshop, encontré este sachet de mayonesa en un supermercado en Colonia, Uruguay. Casi no entra en el changuito. Observese la relación de tamaño con el litro de yogur.

lunes, octubre 30, 2006

La puerta y los modales

Tengo un dilema.
Vivo en un edificio. Y en el edificio hay un portero. En general está en la puerta por la mañana y por la tarde. Cuando está, me abre la puerta y yo lo saludo y le digo gracias y tal vez un 'nos vemos' o un 'hasta luego'.
Hasta acá todo bien. El problema aparece con ciertas situaciones que hacen que yo me vaya y vuelva en un lapso menor a 1 hora. Por ejemplo, si voy al supermercado o al kiosko. Cuando salgo lo saludo normalmente, pero cuando vuelvo, que tengo que hacer? Porque ya lo saludé...
Si me abre la puerta le digo gracias, pero a veces está abierta y él está simplemente parado afuera. Hoy salí para el super a comprar algo. El portero estaba afuera, en las escaleras, hablando con el chabón de seguridad del negocio de al lado (a quien conozco y también saludo). Los saludé a los dos. Volví a los 20 minutos y seguían ahí, cada uno a un lado de la escalera, y la puerta estaba abierta. Pasé entre ellos y no dije nada. Que se dice en esos casos?

domingo, octubre 15, 2006

Mel Dindeau: una estrella olvidada

Ayer vi una película francesa en el canal Europa Europa y quedé maravillado con el trabajo del protagonista. La agarré empezada y no pude ver el título, pero en los créditos finales pude ver el nombre del actor: Mel Dindeau. Esta es su historia.

Mel Dindeau nació en 1941 en medio de la Segunda Guerra Mundial en un pequeño pueblo en el sur de Francia llamado Cugnaux. Mel se crió con su madre y sus cuatro hermanas mayores. Su padre se incorporó al ejército en 1942 y falleció en la batalla de Normandía. En 1955, a los quince años, Mel dejó su casa y viajó a París. Allí conoció a Yves Mullet, un hombre que trabajaba en la boletería de ‘Illusion’, un pequeño teatro parisino. Yves permitió que por las noches Mel durmiera en uno de camerinos del teatro a cambio de que trabajara como acomodador los días de función. Fue allí que Mel comenzó a interesarse por la actuación. Veía las obras una y otra vez y pasaba mucho tiempo con los actores y actrices que por allí pasaban. Luego pasó a ser el encargado de la escenografía del teatro, y comenzó a actuar en roles menores en algunas obras gracias a su relación con los intérpretes.
Cuatro años trabajó hasta en el teatro hasta que cerró sus puertas. Corría 1959 y el cine se imponía con fuerza, y Mel se volcó de lleno en busca de su sueño de ser actor de la pantalla grande. Primero trabajó como extra en films de bajo presupuesto, y fue allí que conoció a su primera esposa, Sophie Rigoneau, con quien vivió diez años y tuvo dos hijos, Yves, en honor a su amigo Mullet, y Jules.
Su carrera como estrella comenzó con el rol de Antoine en ‘La Grand Riviére’ en 1963. La prensa lo calificó como el Humphrey Bogart del cine francés.
Los años que siguieron fueron buenos para Mel. Protagonizó un gran número de películas, entre las que se destacan ‘Un papillon a volé loin’(1963), ‘Qui a mangé le chien?’(1964), ‘Courir avec les petits gâteaux’ (1966) y ‘Dieu se rase deux fois par jour’ (1968). Logró protagonizar un film dirigido por Jean Luc Godard en 1965, pero nunca se estrenó en los cines. El director nunca quiso dar explicaciones al respecto.
El teléfono de Mel dejó de sonar hacia fines de los años sesenta. El furor por el cine francés había disminuido y Mel no pudo escapar de esa debacle generalizada. Incursionó nuevamente en el teatro tratando de revitalizar su carrera, pero las críticas negativas fueron demasiado como para poder seguir adelante. Inmerso en una profunda depresión, entregado al alcohol y las drogas, Mel descuidó por completo a su familia. Sophie se marchó en 1969 llevándose a sus dos hijos a vivir a la casa de su madre en la campiña francesa. Mel no logró sobrellevar la soledad y tuvo una sobredosis que casi termina con su vida. Al salir de la clínica, sin saber dónde ir, Mel tomó el tren y volvió a Cugnaux, su pueblo natal, de donde había partido quince años antes.
Cuidado por su madre y su hermana mayor, Mel logró recuperarse de su adicción. Pasó cuatro años allí hasta que murió su madre. En 1974 Mel la entierra y decide viajar a España.
En Madrid consigue trabajo en un bar cantando melodías francesas. Lentamente su figura creció y hacia el año 1978 ya era reconocido en el circuito nocturno madrileño. Ese año conoce a Elena Puyol, una artista barcelonesa, con quien comienza una relación amorosa.
En 1979 Mel graba un disco con canciones francesas llamado ‘Azul, Blanco, Rojo’. El disco no tiene éxito, pero Mel continua cantando en bares.


En 1984 finalmente se muda a Barcelona con Elena y juntos tienen un hijo, Carles. El cambio de ciudad no ayuda a Mel a encontrar demasiados trabajos como cantante, mientras que Elena logra ser una artista de cierto renombre, razón por la cual comienza a deteriorarse la relación de la pareja. Se separan tiempo después y Mel vuelve a Paris.
Hacia el año 1987 Mel ya no canta y trabaja como lavacopas en un bar. El poco dinero que gana lo juega en el casino y termina relacionándose con la mafia parisina por problemas de deudas de dinero.
El 15 de julio de 1988 Mel Dindeau es asesinado en el cuarto de la pensión donde vivía. Una bala le atravesó el corazón.

sábado, octubre 07, 2006

Ya lo dijo Boy George

A esta altura de mi vida aún no he dilucidado, entre innumerables otras cosas, si es que el karma funciona o existe. Vivimos en un universo regido por leyes, dentro de las cuales se encuentra la ley de causa y efecto, o causalidad. Para un cierto efecto antes hubo una cierta causa, estando estos dos eventos ligados. El karma vendría a ser una fuerza que atraviesa a un individuo, condicionando su vida, motivado por pensamientos, palabras o eventos, determinando una tendencia en el mismo sentido que la naturaleza de éstos.
No lo he visto mucho últimamente. Y no me refiero a la realidad social o política de nuestro planeta o nuestro país, donde creo que el karma ha decidido tomarse licencia hace ya tiempo y no ha dado señal alguna en querer volver. Hablo del karma más tangible, ese que me rodea y toca a las personas que se cruzan por mi vida.
Cuando la frase “cosecharás tu siembra” fue dicha por primera vez seguramente la persona que la dijo estaba hablando del karma. Puede ser que hacia el lado positivo las cosas funcionen un poco mejor. El esfuerzo y los actos nobles, generalmente, retornan de alguna manera. Pero hacia el lado negativo es menos clara la cosa. No se si está relacionado con el hecho que ese tipo de cosas se camuflan y se esconden más frecuentemente para no ser vistas por los demás, pero parecería que los malos bichos pueden hacer lo que se les ocurra y salirse con la suya, seguir adelante haciendo y volviendo a hacer sin que nada los detenga.
No aguanto la mala fe, la gente mala leche que es consciente de la malicia de sus actos y las consecuencias de sus acciones. Gente que se vanagloria de tener principios y valores y una ética y una moral propia y creer que éstas son compatibles con el respeto y la consideración hacia los otros. Hipócritas.
Es aquí donde espero que el karma haga su trabajo. Pero no quiero saber nada con castigos en reencarnaciones u otras vidas. Que sea aquí y ahora, donde yo pueda ver que la justicia divina existe y cada uno es, finalmente, realmente responsable de lo que hace. Porque, así como sucede en las películas, el malo debe pagar por sus actos y el bueno quedarse con la chica bonita.

miércoles, septiembre 27, 2006

Yo quiero conocer a los Benvenutto!

Me quejo porque es gratis. Dije por ahí que no lo iba a hacer, pero no me puedo aguantar y por algún lado tenía que salir.
El viernes pasado se festejó año nuevo judío. Clásico de clásicos, por vez número 5767, la gente se reúne a conmemorar la inauguración de un nuevo calendario (alguien vió alguna vez, en todos estos años, algún calendario judío?). Yo tampoco, pero motivado por este post guglié uno (vean). Bastante increíble, no? El primer mes tiene nombre de conocida marca de auto japonés (Ahora tendré que investigar si el dueño de tal compañía es de la ‘cole’).
Pero no me puedo detener a escribir sobre el calendario y sus peculiaridades. Volviendo al tema que me atañe, el viernes la familia se juntó, una vez más, como siempre, en casa de mis padres. Mi madre es la persona que se encarga de la organización, de la invitación, de la manufacturación, y todo lo que sea referente al encuentro. Mi familia no es de las religiosas, pero mi madre cree en las tradiciones, y eso lo valoro. Si no fuera por ella, lo único que haría que toda la familia se reúna puntualmente y sin falta serían los cumpleaños y el 31 de diciembre.
Mi problema es que la rutina ha hecho que estas reuniones me provoquen, generalmente, un gran aburrimiento. Ya está todo guionado y las cosas se suceden sin la menor sorpresa encadenadas una detrás de la otra. La gente llega, se queda cerca de la cocina, mi madre les pide que pasen al living para que ella pueda seguir preparando la comida, alguien destapa el vino o el champagne, mi abuelo, mi tío y mi tía se ponen a tomar, me ofecen una copa, les digo que no, mis abuelos me preguntan cómo estoy y qué estoy haciendo, les contesto que estoy bien, haciendo ‘cositas’, vuelvo a la cocina y me pongo a leer el Espectáculos de Clarín, mi padre me pregunta si me pasa algo, le contesto que no, mi madre llama a sentarse a la mesa, la gente se divide en mesa de grandes y mesa de chicos, yo elijo la de los chicos, junto a mi hermano de 28 años, la novia, mis primos y primas menores, y algún grande que prefiere sentarse con los chicos. Y empiezan a llegar los platos.
Lo mejor que sucede en estas reuniones es la comida. Mi madre prepara un manjar de diversos platos tradicionales entre los que se encuentran (paso a escribir el nombre de los platos fonéticamente dada mi poca cultura culinaria judaica): el pescado (guefilte-fish), sopa de pelotitas (kneilalaj), knishes (nishes), pollo (poyo) y farfahlah (farfalaj). La gente come, en la mesa de grandes se habla de política o noticias recientes, en la de los chicos de algo de la televisión o música o bombardeo de preguntas a los menores sobre el colegio o la facultad. Después vendrá el postre, cocinado también por mi madre, que compite en calidad con la comida, y las mesas se desarticulan y cada uno hace lo que le da la gana mientras tenga un plato de dulce en la mano. Algún café y posterior despedida en masa.
Debo aclarar que con la partida de mi hermano menor y mi primo, de similar edad que él, las cosas se han inclinado más aún hacia el tedio. Aliados en la causa en contra de la abulia, la lucha los encuentra momentáneamente lejos del campo de batalla, en distantes continentes, esperando su vuelta para la contienda mayor: el 31 de diciembre.
Una y otra vez suceden las mismas cosas, los mismos diálogos, la misma comida, los mismos tiempos. La historia se repite y cada vez soporto menos tener que ir a este tipo de acontecimientos. Pero siempre voy, nunca falto, y termino con la panza llena, las novedades al día, y sin tener que arrepentirme de haberme ausentado.